La movilidad viene formando parte esencial de nuestras vidas desde los inicios de la humanidad, y ocupa una gran parte de nuestro día a día. Prácticamente todos nosotros, desde el momento en el que nos levantamos iniciamos el día con una suerte u otra de movilidad: desplazamientos al trabajo, a los centros educativos, a realizar la compra, a centros médicos, o por ocio, recibiendo bienes o servicios ..,

Es fácil deducir que la movilidad tiene un gran peso en nuestra vida, y por tanto en todos los aspectos que forman parte de ella.

En momentos como el actual en el que la preocupación por la sostenibilidad, el medio ambiente y el uso eficiente de los recursos está de rabiosa actualidad, la movilidad de personas y bienes, como integrante de nuestras vidas, no es ajena al problema, y, por ende, tampoco a la solución.

Ya en el año 2011, el Libro Blanco del Transporte, publicado por la Comisión Europea, «Hacia un Sistema de Transportes competitivo y eficiente en el consumo de recursos», reconocía que el transporte (movilidad) no era sostenible debido, entre otros factores, a su alta dependencia del petróleo, y a los altos impactos medioambientales que conlleva.

Si se tiene en cuenta que se estima que en 2030 el tráfico de pasajeros superará los 80.000 millones de pasajeros-km, lo que significa un aumento del 50%, y el volumen de carga crecerá un 70% a nivel mundial, y que se espera que el número de vehículos en las carreteras se duplique en todo el mundo en el 2050, entenderemos que los principales expertos en esta materia consideren que la gestión de la movilidad de las personas y los bienes es uno de los desafíos ambientales, sociales y económicos más difíciles de nuestro tiempo.

En este contexto, no deja de llamar la atención que la movilidad (transporte) no figure expresamente como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recogidos en la Agenda 2030, aunque las particularidades de su actividad sí se encuentran recogidos en diversos ODS, como el ODS-7 Energía asequible y no contaminante, el ODS-9 Industria, innovación e infraestructuras, o el ODS-11 Ciudades y comunidades sostenibles.

La creciente, y justificada, preocupación por el cambio climático y el imparable proceso de descarbonización de nuestra economía, están marcando un camino, una hoja de ruta que, con una visión a largo plazo, debería centrar los factores que han de ser decisivos en la movilidad del futuro. Movilidad del futuro que se va a definir por unos atributos muy importantes: Movilidad sostenible, conectada, compartida y autónoma, pero, sobre todo, con el usuario como eje central.

Para la consecución de estos objetivos se antoja clave la capacidad que esta sociedad demuestre para la colaboración entre los distintos sectores, principalmente entre el público y el privado, que en colaboración y escucha activa con los diferentes grupos de interés contribuyan a definir marcos normativos y políticas de movilidad sostenible consecuentes con los objetivos.

El sector educativo y de formación deberá tener una posición crucial en el cumplimiento de estos objetivos, tanto desde el punto de vista de investigación de las tecnologías que permitan los avances, como en la formación de los profesionales del futuro que garanticen su mantenimiento y viabilidad futura.

Afortunadamente, así parece haberse entendido tanto desde la administración como desde las empresas del sector de la movilidad, si nos regimos por el alto interés que ha suscitado la convocatoria de los Fondos Next Generation EU, en el que el sector por el que más se apuesta en el documento enviado a Bruselas por nuestro Gobierno es el de la movilidad sostenible, segura y conectada, que acapara casi un 20% del montante económico presentado, recogiendo aspectos tan importantes como la Electrificación del sector, la Hoja de ruta del hidrógeno o las Zonas de Bajas Emisiones en las ciudades. Todo esto nos puede dar una referencia muy válida del alto potencial estratégico y de transformación que sobre el conjunto de nuestra sociedad puede tener la gestión de la movilidad futura.

Un elemento clave en este proceso de gestión de la movilidad del futuro recae sin duda en las nuevas tecnologías. La digitalización se postula como la palanca potenciadora y el pilar sobre el que se asentará la movilidad de los próximos años. La aparición en escena de soluciones tecnológicas como el Internet de las Cosas, el Big Data, o el 5G, etc.. han permitido en gran manera los avances conseguidos en los vehículos conectados y autónomos, así como la aparición de servicios de movilidad como el Car-sharing o el Car-pooling, o la gestión de los servicios de “última milla”.

Esta movilidad conectada se vislumbra a la vez como un potenciador de la movilidad segura, minimizado el error humano a través del “dialogo” entre los vehículos, entre el vehículo y la vía o  a través del propio vehículo autónomo.

Si tenemos en cuenta que en 2050 se prevé que el 70% de la población mundial esté asentada en las ciudades, un aspecto de la movilidad conectada y la digitalización que será muy importante es su efecto sobre el cliente, sobre el usuario.

En un modelo de transporte como el actual, basado en una “siembra” de servicios multimodales, el usuario compone su viaje en función de sus necesidades y de la oferta existente. La digitalización supondrá el empoderamiento del cliente para que desde las empresas podamos ofrecerle servicios de movilidad punto a punto, integrando los servicios existentes para dar una respuesta individual a cada persona. El reto y el elemento transformador de este modelo radica en la gestión de la intermodalidad, por la que las empresas podamos pasar a ser proveedores de soluciones individuales de movilidad.

No quiero dejar pasar la oportunidad de resaltar el alto potencial que supone la movilidad futura en un entorno digital, conectado y compartido, como elemento verdaderamente vertebrador del territorio, que a través de una gestión más eficiente del transporte contribuya, en la medida de lo posible, a asentar población en la España vaciada.

Una Misión declarada: Mejorar la calidad de vida de las personas a través de la movilidad

Movilidad sostenible, conectada, compartida y autónoma con el usuario en el centro, empoderado por la digitalización.

Publicado en TRIBUNA – Diario AltoAragón – 15-08-2021

José Ramón Lasierra Arasanz
Director de División Norte de AVANZA
Empresa asociada al FORO